1-Obsesión. Necesidad irresistible e intensos deseos de consumir la droga. El consumidor adicto está obsesionado por conseguir y consumir la droga. Esto es prioritario ante cualquier otra actividad. En general, la adicción es vivida como una obsesión que dirigirá gran parte de su tiempo, su energía y su atención.
El estilo de vida se vuelve monótono y "unimodal": todo gira en torno a la adicción, y el resto de personas, cosas, intereses, obligaciones,... pasa a un plano secundario.
2-Pérdida de control. Incapacidad para autolimitarse o controlar el consumo. El adicto puede detener su uso temporalmente, pero cree que es imposible no volver a consumir la droga, incluso con esfuerzos máximos de autocontrol y de fuerza de voluntad.
3-Consecuencias negativas. Consumo continuado a pesar de las consecuencias como problemas económicos, familiares, laborales, orgánicos y psicopatológicos.
4-Negación. Se niega que el consumo de drogas sea un problema. No advierte la gravedad de los efectos negativos, niega que exista un problema y se enfada o se pone a la defensiva si alguien le indica que su consumo está fuera de control.
La negación asume muchas formas:
- Negar terminantemente: "No, yo no tengo ningún problema"
- Minimizar: "No es tan grave"
- Evitar el tema por completo (ignorarlo, negarse a abordarlo o desviar la atención a otro tema)
- Culpar a otros: "¿Quién no haría esto en mi situación?"
- Racionalizar: "Lo mío no es tan grave", "Yo no estoy tan enganchad@"